Suicidio: mitos y verdades


Suicidarse básicamente significa procurarse la muerte voluntariamente. Sin embargo, detrás de esta definición se esconden múltiples variables que hacen muy complejo este fenómeno. Si partimos de la idea de que comúnmente las personas desean vivir y no morir, se dificulta comprender por qué alguien se suicida. Para entenderlo es preciso dejar de lado algunas premisas. Veamos.
Antes de revisar los mitos, discutamos algunas concepciones que se han tenido sobre el suicidio. Es clásica la postura de Durkheim, quien decía que suicidio es todo acto, positivo o negativo (hacer o dejar de hacer) realizado por alguien para acabar con su vida, sabiendo éste el resultado que podría ocurrir. Es decir, existe voluntad y conciencia sobre lo que se hace. Este mismo autor señala tres tipos de suicidio: anómico, altruista y egoísta. En el primero, las distintas regulaciones sociales se han perdido, dejando a la persona sin las necesarias contenciones y apoyos sociales (guerras, desastres naturales, crisis económicas). En el segundo caso se trata de una acción  de solidaridad con el grupo social, ejemplo, inmolarse por causas religiosas o políticas del grupo de referencia. En el suicidio egoísta sucede lo opuesto, los lazos entre sujeto y grupo social son muy débiles, no porque se hayan roto necesariamente, sino porque se trata de sociedades con un marcado individualismo. 
En este artículo nos enfocaremos en este tipo de suicidio. No debemos entender el término “egoísta” del modo tradicional, sino como se señaló anteriormente. Surge entonces la pregunta ¿qué lleva a una persona a la determinación de acabar con su vida? Las razones son bastante complejas, pues dependen del contexto social, de la historia personal y familiar de quien lo intenta y también entra en juego su personalidad.
¿Quiénes son las personas más propensas a cometer suicidio? Potencialmente toda persona en capacidad de hacerlo es un suicida o un homicida, pero para que estas situaciones ocurran se precisa de la ocurrencia de un complejo conjunto de elementos. Las estadísticas señalan que las personas más propensas a suicidarse son aquellas que sufren depresión,  que albergan  ideas suicidas, que lo hayan intentado, que atraviesan crisis económicas, de salud, sentimentales, sobrevivientes o familiares del suicida, con débiles o inexistentes lazos familiares y sociales. De ellas debemos estar más atentos, dispuestos a escucharles y apoyarles.


Revisemos los mitos que giran en torno al suicidio, citando íntegramente el siguiente artículo, cuya fuente se indica al final:
  
26 mitos sobre el suicidio

1. Mito: Quien se quiere matar no lo dice.
Este es un criterio equivocado pues conduce a no prestar atención a las personas que manifiestan sus ideas suicidas o amenazan con suicidarse.
Realidad: De cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas dijeron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.
2. Mito: Quien lo dice no lo hace.
Criterio equivocado ya que conduce a minimizar las amenazas suicidas las que pueden ser consideradas erróneamente como chantajes, manipulaciones, alardes, etc.
Realidad: Todo el que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que ocurriría.
3. Mito: Quienes intentan el suicidio no desean morir, sólo hacen el alarde.
Criterio equivocado porque condiciona una actitud de rechazo a quienes intentan contra su vida, lo que entorpece la  ayuda que estos individuos necesitan.
Realidad: Aunque no todos los que intentan el suicidio desean morir, es un error tildarlos de alardosos, pues son personas a las cuales les han fracasado sus mecanismos útiles de adaptación y no encuentran alternativas, excepto el intentar contra su vida.
4. Mito: Si de verdad se hubiera querido matar, se hubiera tirado delante de un tren.
Criterio equivocado que refleja la agresividad que generan estos individuos en quienes no están capacitados para abordarlos.
Realidad: Todo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza, y proporcionarle otro de mayor letalidad es calificado como un delito de auxilio al suicida (ayudarlo a que lo cometa), penalizado en el Código Penal vigente.
5. Mito: El sujeto que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer.
Criterio equivocado que conduce a disminuir las medidas de observación estricta del sujeto y la evolución sistematizada del riesgo de suicidio.
Realidad: Casi la mitad de los que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado. Ocurre que cuando la persona mejora, sus movimientos se hacen más ágiles, está en condiciones de llevar a vías de hecho las ideas suicidas que aún persisten, y antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.
6. Mito: Todo el que intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida.
Criterio equivocado que intenta justificar la sobreprotección hacia el individuo en algunos casos y el estigma o rechazo por temor a que se repita.
Realidad: Entre el 1 % y el 2 % de los que intentan el suicidio lo logran durante el primer año después del intento y entre el 10 al 20 % lo consumarán en el resto de sus vidas. Una crisis suicida dura horas, días, ra­ramente semanas, por lo que es importante reconocerla para su prevención.
7. Mito: Todo el que se suicida está deprimido.
Criterio equivocado que tiende a hacer sinónimo el suicidio y la depresión, lo cual no se ajusta a la estricta evidencia.
Realidad: Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todos los que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenias, alcoholismo, trastornos del carácter, etc.
8. Mito: Todo el que se suicida es un enfermo mental.
Criterio equivocado que intenta hacer sinónimo el suicidio y la enfermedad mental.
Realidad: Los enfermos mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo. Pero no caben dudas de que todo suicida es una persona que sufre.
9. Mito: El suicidio se hereda.
Criterio equivocado que tiende al nihilismo terapéutico, pues se cree erróneamente que lo que esta determinado por la herencia es imposible modificarlo.
Realidad: No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal, como por ejemplo, los trastornos afectivos y las esquizo­frenias.
10. Mito: El suicidio no puede ser prevenido pues ocurre por impulso.
Criterio equivocado que limita las acciones preventivas pues si ocurre de esta manera es imposible pronosticarlo y por tanto prevenirlo. Invita a la inercia terapéutica.
Realidad: Toda persona antes de cometer un suicidio evidencia una serie de síntomas que han sido definidos como Síndrome Presuicidal, consistente en constricción de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas reservándola para sí, y la existencia de fantasías suicidas, todo lo que puede ser detectado a su debido tiempo y evitar se lleven a cabo sus propósitos.
11. Mito: Al hablar sobre el suicidio con una persona en este riesgo se le puede incitar a que lo realice.
Criterio equivocado que infunde temor para abordar la temática del suicidio en quienes están en riesgo de cometerlo.
Realidad: Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo en vez de incitar, provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que ofrezca el sujeto para el análisis de sus propósitos autodestructivos.
12. Mito: El acercarse a una persona en crisis suicida sin la debida preparación para ello, sólo mediante el sentido común, es perjudicial y se pierde el tiempo para su abordaje adecuado.
Criterio equivocado que intenta limitar la participación de voluntarios en la prevención del suicidio.
Realidad: Si el sentido común nos hace asumir una postura de paciente y atenta escucha, con reales deseos de ayudar al sujeto en crisis a encontrar otras soluciones que no sean el suicidio, se habrá iniciado la prevención.
13. Mito: Sólo los psiquiatras pueden prevenir el suicidio.
Criterio equivocado que pretende constituir la prevención del suicidio en un feudo de los psiquiatras.
Realidad: Es cierto que los psiquiatras son profesionales experimentados en la detección del riesgo de suicidio y su manejo, pero no son los únicos que pueden prevenirlo. Cualquiera interesado en auxiliar a este tipo de personas puede ser un valioso colaborador en su prevención.
14. Mito. Los que intentan el suicidio y los que se suicidan son individuos peligrosos, pues igual que intentan contra si mismo pueden intentar contra los demás.
Criterio equivocado que tiende a generar temor al enfrentamiento a este tipo de individuos.
Realidad: Es homicidio es un acto que generalmente no se acompaña de suicidio en quienes lo realizan, por tratarse en la generalidad de los casos de un acto heteroagresivo. El suicidio, por lo general es un acto autoagresivo, en el que los impulsos destructivos el sujeto los vierte contra si mismo, incluso el suicidio se consideró el homicidio de si mismo. Existen ocasiones en las que el suicida, antes de morir, mata a otros que no desean morir, como en el llamado suicidio ampliado en depresiones con síntomas psicóticos y en dramas pasionales en los que el homicida- suicida presenta un trastorno mental generalmente del espectro depresivo.
15. Mito: El tema del suicidio debe ser tratado con cautela por los problemas sociopolíticos que ocasiona.
Criterio equivocado que limita la investigación, abordaje y prevención de esta causa de muerte evitable y que denota un desconocimiento prejuiciado del tema por quien lo esgrime.
Realidad: El tema del suicidio debe ser tratado de igual forma que otras causas de muerte, evitando las noticias sensacionalistas y aquellos manejos que provoquen la imitación de esa conducta. Por otra parte, el suicidio es una forma de morir que se observa en países de regímenes socioeconómicos diferentes, desde los muy desarrollados hasta los que apenas tienen recursos, pues responde a factores diversos, como son los biológicos, psicológicos, sociales, psiquiátricos, existenciales, etc.
16. Mito: Una persona que se va a suicidar no emite señales de lo que va a hacer
Criterio equivocado que pretende desconocer las manifestaciones prodrómicas del suicidio.
Realidad: Todo el que se suicida expresó con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta lo que ocurriría.
17. Mito: El suicida desea morir
Criterio equivocado que pretende justificar la muerte por suicidio de quienes lo cometen y por tanto tarde o temprano lo llevara a cabo.
Realidad.- El suicida está ambivalente, es decir desea morir si su vida continúa de la misma manera y desea vivir si se produjeran pequeños cambios en ella. Si se diagnostica oportunamente esta ambivalencia se puede inclinar la balanza hacia la opción de la vida.
18. Mito: El que intenta el suicidio es un cobarde
Criterio equivocado que pretende evitar el suicidio equiparándolo con una cualidad negativa de la personalidad.
Realidad: Los que intentan el suicidio no son cobardes sino personas que sufren.
19. Mito: El que intenta el suicidio es un valiente
Criterio equivocado que pretende equiparar el suicidio con una cualidad positiva de la personalidad lo cual entorpece su prevención pues lo justifica haciéndolo sinónimo de un atributo imitable y que todos desean poseer como es el valor.
Realidad: Los que intentan el suicidio no son valientes ni cobardes, pues la valentía y la cobardía son atributos de la personalidad que no se cuantifican o miden según la cantidad de veces que usted se quita la vida o se la respeta.
20. Mito: Sólo los pobres se suicidan
Criterio equivocado que pretende hacer del suicidio un atributo de esta clase social, sin tener en consideración que es una causa democrática de muerte.
Realidad: Los pobres también pueden suicidarse aunque es más probable que mueran de enfermedades infectocontagiosas por sus condiciones de pobreza
21. Mito: Sólo los ricos se suicidan
Criterio equivocado que desconoce la posibilidad de que el suicidio se presente entre las capas más pobres de la sociedad.
Realidad: El suicidio es una causa de muerte que se observa con mayor frecuencia entre los habitantes de países desarrollados que en países en subdesarrollo, pero evidentemente los ricos no son los únicos que se suicidan.
22. Mito: Sólo los viejos se suicidan
Criterio equivocado que pretende evadir al suicidio como causa de muerte en las edades tempranas de la vida, como son los niños y adolescentes.
Realidad: Los ancianos realizan menos intentos de autodestrucción que los jóvenes y utilizan métodos mortales al intentarlo, lo cual conlleva al suicidio con más frecuencia.
23. Mito: Los niños no se suicidan
Criterio equivocado que intenta negar la triste realidad del suicidio infantil.
Realidad: Después que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio y de hecho ocurre este acto a estas edades.
24. Mito: Si se reta un suicida no lo realiza.
Criterio equivocado que pretende probar fuerzas con el sujeto en crisis suicida, desconociendo el peligro que significa su vulnerabilidad.
Realidad: Retar al suicida es un acto irresponsable pues se está frente a una persona vulnerable en situación de crisis cuyos mecanismos de adaptación han fracasado, predominando precisamente los deseos de autodestruirse.
25. Mito: Cuando una depresión grave mejora ya no hay riesgo de suicidio
Criterio equivocado que ha costado no pocas vidas, pues desconoce que en los deprimidos suicidas el componente motor mejora primero que el componente ideático.
Realidad: Casi la mitad de los que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado. Ocurre que cuando la persona mejora, sus movimientos se hacen más ágiles, está en condiciones de llevar a vías de hecho las ideas suicidas que aún persisten, y antes, debido a la inactividad e incapacidad de movimientos ágiles, no podía hacerlo.
26. Mito: Los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio.
Criterio equivocado que pretende continuar emitiendo noticias sensacionalistas con el objetivo primordial de vender, sin tener en cuenta las consecuencias del mensaje emitido.
Realidad: Los medios de comunicación pueden convertirse en un valioso aliado en la prevención del suicidio si enfocan correctamente la noticia sobre el tema y cumplen las siguientes sugerencias de los suicidólogos sobre como difundirlas.
Signos de alarma de una crisis suicida
Entre estos signos de alarma se encuentran los siguientes: Llanto inconsolable, tendencia al aislamiento, las amenazas suicidas, deseos de morir, desesperanza, súbitos cambios de conducta, afectos y hábitos, aislamiento, conductas inusuales,  consumo excesivo de alcohol o drogas, realizar notas de despedidas, etc.
Los grupos de riesgo suicida son los siguientes
  • Personas deprimidas
  • Personas que tienen ideas suicidas o amenazan con el suicidio
  • Personas que hayan realizado un intento suicida previamente
  • Personas en situaciones de crisis
  • Sobrevivientes o familiares del suicida
Medidas sencillas para saber qué hacer en caso de detectar a una persona con riesgo de suicidio:
  • Preguntar siempre a la persona en situación de riesgo suicida si ha pensado en el suicidio.
  • Si la respuesta es afirmativa, evitar el acceso a cualquier método que pueda dañarlo.
  • Nunca dejarlo a solas mientras persistan las ideas suicidas.
  • Avisar a otras personas significativas para el sujeto que contribuyan a evitar la ocurrencia de un acto suicida.
  • Acercarlo a las fuentes de salud a recibir atención especializada.
Conclusiones
Los mitos sobre el suicidio, el suicida y los que intentan el suicidio, constituyen obstáculos para la prevención de dicha conducta por lo que se impone que sean divulgados y junto a ellos los criterios científicos para que la población tenga más recursos para enfrentar a los individuos en riesgo.
Autor.- Prof. Dr. Sergio A. Pérez Barrero
Presidente de la Sección de Suicidiologia de la Sociedad Cubana de Psiquiatría.
Fundador de la Sección de Suicidiologia de la Asociación Mundial de Psiquiatría

***
Tomado de: https://www.psicoactiva.com/blog/26-mitos-suicidio/
 **********************************************************************************************************

¿Necesitas apoyo psicológico, personal, de pareja o familiar?
Déjame ayudarte, llámame:
584129955174 - 2124169386
@psicopedro29

Comentarios

Entradas populares