¡Un hombre que me represente?

¡Un¡     ¡Un hombre que me represente?

A una mujer esta frase nunca le resulta indiferente. Podría molestarle, sorprenderle, cuestionarle, agradarle o confundirle. Es que la expectativa de un hombre que me represente está en el centro de las relaciones que entabla con su par. Si éstas no se cumplen, habrá consecuencias adversas para la pareja.
A su manera, cada una vive esta expresión entre la exclamación y la interrogación, entre la sorpresa y la duda. Por eso el nombre de este libro está situado entre la admiración y la pregunta. En sus páginas encontrarás sus opiniones acerca de qué significa ser representada. Sus interesantes respuestas sirven para enmarcar y comprender este asunto, fundamental para las relaciones de parejas.
La pregunta para ellas fue: ¿qué implica para ti la frase un hombre que me represente? Para complementar, a algunos caballeros se les inquirió sobre qué significaba para ellos representar a una mujer. La mayoría vaciló, tartamudeó y miró con profunda sorpresa. Parece que allí hay un vacío.
Hallarás bastante cercanía entre mi anterior libro, Mi mujer me tiene arrecho, y éste. En aquel, los hombres manifiestan sus malestares. En éste, son ellas quienes señalan lo que esperan y qué es lo que encuentran en nosotros. Ambos se complementan, al analizar las relaciones de pareja desde sus protagonistas, colocados ante un marco sociocultural específico.



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