La familia como unidad afectiva
Actualmente, y desde hace pocas décadas, la familia ha tornado en una unidad afectiva, donde lo prioritario no es que el niño se incorpore a las actividades productivas de los mayores, sino que atraviese una etapa infantil o de niñez llena de cuidados y atenciones. En poco menos de cincuenta años atrás, las transformaciones que impactaron a la familia y la hicieron replegarse en núcleos compuestos por padres e hijos, generaron que se centrara sobre los niños gran parte de la atención de los miembros adultos de la familia.
Sobre la formación de las familias de pocos miembros e insertadas en la ciudad han influido algunas transformaciones socioeconómicas como: la elevación del nivel de estudios, la capacidad económica de las parejas para vivir independientemente de sus familias de origen, el deseo de buscar mejores condiciones de vida en las ciudades y, como indica Recagno (1982), los influjos de la Modernidad. En conjunto, han incitado a las personas a buscar otros aires, lejos de sus familias.
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